viernes, 24 de abril de 2009

No soy la patética mina que se cura raja en los carretes

Típico que terminai tirando con tus amigos de puro caliente y de puro curá. Porque el weon no era ni rico, ni rico, pero te lo comiste igual. "La volá del momento". Después nada, después filo si alguien te pregunta que por qué Luchito y no Pepito. Aunque tú, la verdad, no sabís qué chucha inventarles, porque no sabís la respuesta. En realidad, queríai con Pepito pero pucha que estaba lejos él, hablando con esa yegua que te cae mal y que no te sabís ni el nombre. Entonces, te dio paja acercarte, porque iba a ser como: puta, ahí viene la Clarita, terrible curá de nuevo. Qué lata. Mejor ni le hablo. Tú cachabai que la mano venía por ahí, y preferiste evitarte el show de la mina enamorá y curá que hace escándolos y canta canciones mamonas y que después todos se ríen de ella, y se acuerdan por hartos meses de la weá. No poh. Preferiste agarrarte al que estaba más cerquita. Al lado tuyo estaba el gil, sentado en el sillón contigo. Estupendo, así le saco celos al otro imbésil, a ver si da cuenta el muy muy. Entonces, lo miras de la forma más normal (dentro de lo que se puede) para que el loco se entusiasme un poco, y deje atrás el cartucheo estúpido de que "no quiere arruinar la amistad". Ya poh, no, no. Le empezai a hablar de cosas sin importancia: que la música fome que pone este tipo, que siempre en los carretes hay minas pelolais que nadie conoce y no se sabe quién las invitó. Cuando cachay que el loco se empieza a distraer, te avispai y le empezai a hablar de sexo, pero como que "a una amiga tuya le pasó". Puras experiencias personales contadas en tercera persona. Igual pasai piola, si el loco también está arriba de la pelota, entonces, se las cree todas. Y ahí empiezan las caricias en la nuca. Se levantan a bailar su perreo loco, y se comen hasta el alma con la boca. Quedan casi sin poder respirar, se rién como weones y vuelven a sentarse. Oh, la weá loca... sí, súper loca la weá. Sería.
A Pepito no lo viste nunca más porque te econtró última.
Que no se vuelva a repetir el show, pensai caminando del paradero de micro hasta tu casa. Pero tú cachay que con alcohol en las venas no hay quién te controle.

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