jueves, 25 de noviembre de 2010

LAS crisis

Darse cuenta de: que no sirvo para dar clases a niños más pobres que yo, que sólo sirvo para colegios donde estudian niños que saben que irán a la universidad y que el colegio es solo un paso más para alcanzar su meta final, que no soy ni seré nunca un agente de cambio. Acompañaré las realidades de niños inteligentes y con futuro, no generaré ni orientaré a niños inteligentes pero con futuros inciertos.

domingo, 21 de noviembre de 2010



No se puede vivir con tanto veneno    
No se puede dedicar el alma

A acumular intentos

Pesa más la rabia que el cemento

jueves, 18 de noviembre de 2010

Añís

Alguien me dijo que ya vendría la resurrección: y es que la vida es eso. Muerte y vida. Para que llegue la próxima vida, hay que saber morir ésta, saber quemar etapas, pisar el pasado. Se debe tocar fondo, estar bien abajo, sentir todo el desgarro, llorar hasta secarse, partirse la espalda de estres, y listo. Etapa superada. Ahora me interesa aprender. Ahora estoy respirando en un ritmo suave, tranquilo y con balance, como me enseñaron en capoeira. La vida es hermosa. Pero es porque yo hago que sea así. Yo la construí de esta forma y la sigo construyendo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Te pido

Yo sí te pedí la luna. Yo te pedí una flor, te pedí una casa y unos hijos. Te pedí quedarte, te pedí que no te fueras a buscar otra vida. Te pedí tu vida y te pedí la mía. Pero ya era tarde. Cuando quise acordarme, ya te la habías llevado. Te la vuelvo a pedir ahora, que estás tan lejos. Te pido que no respires en mi cuello, te pido que no me beses el ombligo, te pido que no te comas mi piel, te pido que no me llores en el pelo, y que no me aprietes entre tus manos. Te pido que me devuelvas mis noches. Te pido mis recuerdos de vuelta. Te pido que no te vuelvas a meter en mi cama. Te pido que no me sonrías al ver que dormimos juntos. Te pido que no te pasees por esa plaza, que no te pasees por esa calle, te pido que olvidemos y que me dejes olvidar. Te pido mis manos, mis uñas, mi pelo que era rojo. Te pido la alfombra de tu casa, te pido las sábanas de mi cama, te pido los sillones, las almohadas, los cobertores y los tapados. Te pido las mordeduras en los labios, esas que dejaron marca por días, y los moretones artificiales escritos en las zonas más blancas del cuerpo. Te pido mi conciencia, te pido mi cordura, te pido mi orgullo, te pido mi dignidad, te pido mis latidos. Te pido, ante todo, que no me hables, que me ignores, que me rechaces, que me escupas, que me maltrates, para así poder dejar de pedirte cosas que nunca me darás.

martes, 9 de noviembre de 2010

La Ultima Vez

Voy a verla de nuevo. Voy a ver esa película que tanto nos gustaba a los dos y voy a pensar en ti. Voy a pensar que estás viéndola conmigo, voy a pensar en que aún te gusta, en que aún te gusto mucho, casi tanto como te gusta esa peli. Voy a cerrar los ojos y voy a estirar mi mano hacia la izquierda, voy a hacer caminar mis dedos como arañitas por encima del cubrecama, y tal vez, sólo en el mejor de los casos, mis dedos se encuentren con los tuyos. Puede que esta película nos haga volver. Tú vuelvas y yo vuelva de algo que está finiquitado en un sobre azul. No lo sé. Eso es lo que creo, y no pierdo nada con intentarlo, una vez más. Tal vez la última, tal vez sólo una vez más de las tantas.

viernes, 5 de noviembre de 2010

El error


El error que le costó la vida. De un lado para otro corrían desesperados sus padres con su hermano en brazos. Mamá, mamá, yo no quise que el Ivancito se me cayera, perdón, ¡mamá, mamá! Al hospital. Tomaron el primer taxi y fueron a la posta. Estuvieron horas en la sala de espera, Martinita, no dejaba de mirarse y de mover de forma circular sus zapatitos de princesa mientras éstos colgaban de la silla. Su padre caminaba por la habitación y le temblaban las manos. Su madre, adentro, con los doctores y con el niño.

El médico le dio la noticia a la familia, mientras la madre se retorcía de angustia en el baño del hospital. Ivan no resistió. El golpe en la cabeza provocó un derrame.

La familia se abrazó en una angustia envolvente con sabor a error. Martinita, no tienes la culpa, no la tienes, no la tienes. Repetían una y otras vez sus padres, en un vaivén del cuerpo, hacia adelante y hacia atrás. En un vaivén de desgracia, de angustia, de desesperación, de dolor, de no saber a quién culpar, de no saber qué hacer ahora, de no saber si mañana sale el sol, de no saber si la vida sigue.

Para Martina la infancia se acabó aquí.

martes, 2 de noviembre de 2010

Situaciones de la vida cotidiana

Nuestra vida se construye a partir de las decisiones que tomamos. Las cosas que hacemos, nunca hicimos o dejamos de hacer, hacen que las cosas cambien. A veces, me pregunto qué habría pasado si no hubiera hecho tal cosa. La mayoría de las veces, me hago esa pregunta cuando sé que tomé una mala decisión y que ahora, soy presa de ese paso mal dado. Sin embargo, me consuela saber que no puedo ir por la vida arrepintiéndome de las decisiones que tomé alguna vez, porque por algo tomé esa decisión, y ahora, sólo pago el precio. Porque sí, todo tiene su precio. Puede que nos preguntemos por alguna persona. Qué pasaría si nunca hubiéramos hablado con ella, qué pasaría si nunca la hubiéramos conocido. ¿Seríamos mejores o peores personas? Yo creo que las personas llegan a nosotros cuando deben entregarnos algo. Cualquier persona, relativamente importante, trasciende. Agradezco que hayan llegado a mi vida todas las personas que conozco, porque sin ellas, yo sería otra. Gracias a las malas y a las buenas personas, a las que me quieren y a las que no. De cierta forma, ayudaron a formarme.