miércoles, 29 de abril de 2009

Lolita


A Lolita le gustaban los plátanos sólo porque Nabokob conocía perfectamente esa terrible connotación sexual que se le es atribuída a éstos, cuando están en la boca de una fémina.

viernes, 24 de abril de 2009

No soy la patética mina que se cura raja en los carretes

Típico que terminai tirando con tus amigos de puro caliente y de puro curá. Porque el weon no era ni rico, ni rico, pero te lo comiste igual. "La volá del momento". Después nada, después filo si alguien te pregunta que por qué Luchito y no Pepito. Aunque tú, la verdad, no sabís qué chucha inventarles, porque no sabís la respuesta. En realidad, queríai con Pepito pero pucha que estaba lejos él, hablando con esa yegua que te cae mal y que no te sabís ni el nombre. Entonces, te dio paja acercarte, porque iba a ser como: puta, ahí viene la Clarita, terrible curá de nuevo. Qué lata. Mejor ni le hablo. Tú cachabai que la mano venía por ahí, y preferiste evitarte el show de la mina enamorá y curá que hace escándolos y canta canciones mamonas y que después todos se ríen de ella, y se acuerdan por hartos meses de la weá. No poh. Preferiste agarrarte al que estaba más cerquita. Al lado tuyo estaba el gil, sentado en el sillón contigo. Estupendo, así le saco celos al otro imbésil, a ver si da cuenta el muy muy. Entonces, lo miras de la forma más normal (dentro de lo que se puede) para que el loco se entusiasme un poco, y deje atrás el cartucheo estúpido de que "no quiere arruinar la amistad". Ya poh, no, no. Le empezai a hablar de cosas sin importancia: que la música fome que pone este tipo, que siempre en los carretes hay minas pelolais que nadie conoce y no se sabe quién las invitó. Cuando cachay que el loco se empieza a distraer, te avispai y le empezai a hablar de sexo, pero como que "a una amiga tuya le pasó". Puras experiencias personales contadas en tercera persona. Igual pasai piola, si el loco también está arriba de la pelota, entonces, se las cree todas. Y ahí empiezan las caricias en la nuca. Se levantan a bailar su perreo loco, y se comen hasta el alma con la boca. Quedan casi sin poder respirar, se rién como weones y vuelven a sentarse. Oh, la weá loca... sí, súper loca la weá. Sería.
A Pepito no lo viste nunca más porque te econtró última.
Que no se vuelva a repetir el show, pensai caminando del paradero de micro hasta tu casa. Pero tú cachay que con alcohol en las venas no hay quién te controle.

domingo, 19 de abril de 2009

La Dicha


Yo te enredo con mis manos y te encumbro como a un volantín de colores latinoamericanos; y tú sonríes preciosamente, mientras vuelas por el cielo que te vio creer en que las estrellas son nuestras y no de Dios. Que son los destinos brillando desesperados porque lleguemos hasta el nuestro y lo leamos, y confirmemos la dicha de saber que estamos escritos en la misma esfera de luz.

miércoles, 15 de abril de 2009

Todo Cambia


Pero no cambia mi amor
por más lejos que me encuentre
ni el recuerdo
ni el dolor
de mi pueblo y de mi gente

Y lo que cambió ayer
tendrá que cambiar mañana
así como cambio yo
en esta tierra lejana.

domingo, 12 de abril de 2009

Blanca y Azul (pequeño fragmento)

Su madre la despertó:¡Blanca! Nos vamos de este cuchitril, de este pueblucho. A tu padre lo ascendieron y lo mandaron al centro del país. Nos vamos en unas semanitas… ah…(suspiró) nos va a cambiar la vida Blanca, tú podrás ir a la universidad y yo podré (al fin) tener amigas de alcurnia, como me merezco, amigas de verdad, gente fina, no como estas viejujas del barrio, que son tan, disculpa la palabra, hija, pero marginales, eso son: brutas y marginales. Te juro hija que yo, Alfonsina Errásuriz, no soporto ni un minuto más estar rodeada de tanto Pérez, Muñoz y González. Tanto negro por la calle, y esos niñitos horribles que se pintan el pelo. Ah…menos mal que tú, en tus diecisiete años no alcanzaste a hacer amistad con ninguno de estos mugrientos que tenemos por vecinos. Hija, yo ya no doy más. Pero ya está, nos vamos, anda viendo lo que te vas a llevar y lo que dejas, porque no pienso andar acarreando esos cachureos que te regalaron cuando saliste Miss Azufre. Qué corona más flaite, oye. No podrían haberte hecho una de plata, por último…no, de lata tenía que ser la porquería. Que desfachatez más grande, oye. Y esa banda horrible que te colgaron en el cuerpo, digo yo, ¿habrán creído que eras un arbolito de Pascua para llenarte de tanta tontera? Los colores chillones de la porquería de banda…no pudieron hacer algo sobrio, recatado, un plateado hubiera quedado regio, pero no, a ellos se les ocurrió que tú pasaras una vergüenza gigante vistiéndote de vedette en vez que de reina. Qué plancha más grande pasamos tu padre y yo ese día. No entiendo por qué tuviste que aceptar ese premio. Si nosotros somos gente honrada, no queremos andar figurando en esas cosas. Bueno, pero ya nos vamos de aquí, por fin. ¿Qué piensas tú, Blanquita? –para cuando Alfonsina terminó de hablar, su hija ya se había ido, quién sabe hace cuánto rato. Y ella dio un gran suspiro, porque se le había ido todo el aire entre tanto parloteo.

sábado, 11 de abril de 2009

Justice


Cuando la Justicia
se enamoró del Mundo
se empezaron a construír
más puentes.

miércoles, 8 de abril de 2009

Rayuela

Empezó como un juego. Un juego de niños en la plaza que se suben a los columpios, comen helado y se empujan, porque no quieren que el otro se dé cuenta de que éste les gusta. Saltábamos en la vereda. Un, dos, tres saltos. Así nos llevábamos jugando a la rayuela todas las tardes. Salíamos de nuestras casas a la misma hora, como por casualidad. A sacar al basura, a pasear al perro, a andar en bicicleta. Nos mirábamos por un rato. Después alguno de los dos sacaba la piedra guardada en el bolsillo y la tiraba sobre la rayuela. El otro comenzaba a saltar.

Cuando ya estábamos más grandes no queríamos seguir jugando a la rayuela. Queríamos saber nuestros nombres, conversar un poco, tomar once juntos, ver películas. Pero antes de todo eso queríamos hablar, y eso era lo más complicado. Porque mucho más difícil que hablarle a alguien por primera vez, es hablarle a alguien con quien siempre te has comunicado pero nunca has articulado una frase. Entonces ésa tarde salí a la calle a la misma hora de siempre. Decidida a hablarle. Seguramente estaría tomando el té aún porque no salía de su casa. No salió en mucho rato y yo me senté a esperarlo en la vereda, sobre nuestra rayuela pintada hace tantos años. Me miré las manos y estaba más morena que en el invierno anterior. Ese verano fui a la playa. Me tosté con el sol de la costa. Mis rodillas ya no estaban raspadas como siempre. Mi cara era distinta. Aunque no tenía un espejo en mano, yo lo sabía: ya no era lo misma del año pasado.

sábado, 4 de abril de 2009

Murió la Flor

Murió
como todas las cosas mueren.

Ya la vida es como siempre
debió haber sido:
un simple reflejo
de hojas cansadas
derritiéndose en manos
del violento sol.

Sintió, la Flor,
que se partían
sus entrañas.

Apenas rota la vida
se cruzó de brazos
y se lanzó a la Muerte.