viernes, 25 de septiembre de 2009

En las Nubes


Es como estar en una fiesta o que haya mucho sol sobre ti: todo pasa tan rápido, sientes mareos, y parece ser que estás soñando. Todo es así mágico. Incluso, la misma palabra te dice un poco de mi segundo nombre. Yo busqué (o encontré) esa relación porque me siento ligada a ambas combinaciones de letras. Antes no me gustaba ese nombre, pero me has ayudado bastante a quererlo, a querer, a quererme, también. Y más o menos de esto se compone nuestra compañía: de aprender a trasnformarnos sólo por el hecho de jugar con lo que somos, y no porque esté algo en juego, porque jugamos sin miedo. Además, jugamos conociendo bien la palabra construcción. La aceptamos ya como parte de nosotros y parte de todo lo que compone al mundo. Esto puede sonar un poco aburrido, un poco insípido, un poco innecesario, o, como bien dirías tú: un poco nada. Pero tomémoslo como uno de los impulsos mágicos que sufre nuestro cuerpo de vez en cuando y al cual respondemos automáticamente, y que, finalmente, trae cambios y consecuencias, que a veces no nos gustan y otras veces, nos llenan (de una vez por todas) la vida.

lunes, 14 de septiembre de 2009

* * * * *


ya me cansé de que me quieran no quiero que ningún weón o weona nunca en la vida me vuelva a querer porque ya no soy la misma que se creía los cuentos de hadas yo ya no juego con aire ahora juego con fuego y no quiero que me griten en los oídos otra vez que estoy cansada estoy cansada de escuchar te quiero de escuchar te amo y que todo se desmorone estoy cansada de mirar a los ojos a la gente y creerle sus ojos de amor porque son mentira y yo ya no creo más ya no hay viejito pascuero y yo lo sé yo estoy segura que se acabó que esta es la ultima que me hacen yo no vuelvo a caer yo no ya no.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Colecciono Vidas


Yo me convierto
en todo aquel ser inmaculado
que fui alguna vez:
en el futuro
o en el presente
o cuando el hombre inventó
que yo era sagrado
y que toda mi estirpe
tenía el nombre del cielo en las pupilas.

Yo recorrí
las maderas cansadas
de escuchar pasos
y las veredas de cemento;
subí árboles plantados en la calle
escalé montañas de arroz
y volé en un ave con alas de fénix
desde ahí
pude escapar de las miradas
de los implacables críos.

Me pusieron en una mesa de centro
adornando la casa
y todo lo que en ella había
pero yo nunca quise adivinar
lo que estaban pensando ellos
porque no me interesa
ni la dicha
ni la vida
yo sólo soy
y quiero ser por siempre
y habitar en la Tierra
aun cuando el hombre
haya muerto de angustia
en la propia desgracia
de ser hombre y de estar vivo.