Yo te enredo con mis manos y te encumbro como a un volantín de colores latinoamericanos; y tú sonríes preciosamente, mientras vuelas por el cielo que te vio creer en que las estrellas son nuestras y no de Dios. Que son los destinos brillando desesperados porque lleguemos hasta el nuestro y lo leamos, y confirmemos la dicha de saber que estamos escritos en la misma esfera de luz.
1 comentario:
me gustaba mas la fotota anterior, pero en esta me cautivaron tus ojotes!!
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