jueves, 27 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
Nos creímos Superhéroes
Tanto que cruzábamos los puentes del Mapocho sin mirar; nos compramos carritos de sopaipillas enteros; subimos a la cumbre de cada uno de los cerros de Santiago y nos regalamos estrellas en medio de una noche hermosa, donde éramos los únicos capaces de sentir esto. Nos quedamos cortos de algo en el camino, porque jurábamos ante Dios que nuestro amor era capaz de salvar al mundo. Y ni siquiera podíamos mirarnos a los ojos de la vergüenza que nos daba sentir cómo todo se iba al carajo.
Desde donde se concentra mejor el smog de la ciudad, el resto nos veía a nosotros: botando los papeles en los basureros, pidiendo disculpas al chocar con alguien en el Paseo Ahumada, dándole el asiento a la señora gorda de la micro. Éramos tan tristemente inocentes, que pensábamos que con esos detallitos íbamos a ser felices e iríamos al Cielo juntos (después de casarnos, tener hijos y envejecer, claro).
Al final de la calle nos encontrábamos siempre con el mugroso semáforo en rojo, obligándonos a bajar los brazos y esperar un nosequé de un nosedónde que nos dejara seguir jugando un ratito más al Amor Verdadero con olor a fritura. Recién ahí podíamos seguir: escribiendo “Te Amo” en miles de hojas de colores, regalándonos la vida, inventándonos apodos y otra vez, creyéndonos superhéroes de nosotros mismos, del prójimo, de la relación, de las ballenas, de las flores, de los viejitos borrachos de los parques.
Antes, a mí me daba harta pena esto y lloraba, pero ya no, porque alguien me enseñó que no hay que llorar por cosas tontas.
sábado, 22 de noviembre de 2008
Las niñas buenas se van al cielo, las malas van a todas partes
Esta es la incómoda situación que se nos presenta a la mayoría de las mujeres cuando debemos comunicarles a nuestras madres que, lo sentimos mucho, pero ya no podremos realizar su sueño de llegar puras y blancas al matrimonio, porque perdimos nuestra virginidad.
La madre está lavando los platos de la cena, o planchando o para qué incentivar el machismo: puede estar leyendo un libro recostada en el sillón o tejiendo algo. Nos acercamos a ella lentamente con un tierno, sugerente e interrogativo “mamá…”. Ella, de la forma mas dulce que jamás has vuelto a ver en su cara nos responde: “dime, hija”. Nos acercamos por completo, nos sentamos a su lado y le tomamos la mano. “Me pidió la prueba del amor”, decimos rápido y casi levantando las manos, como diciendo “yo no hice nada, cúlpalo a él”. Es la mejor y más usada excusa. Es un monstruo, piensa de inmediato tu madre y lo expresa claramente con su espantado rostro de telenovela. No puede entender que como tienes novio te dieron ganas de agarrártelo y eso es todo. Incluso te gustó. En definitiva, no te arrepientes de lo vivido, no lo cambiarías por un largo y casto camino hasta el día en que llegues (si es que) al altar. Para ella es un karma, para ti una bendición.
martes, 11 de noviembre de 2008
Bizarro Amor
Prefiero dejar este amor como uno de los tantos fallidos idilios de las novelas románticas. Donde el galán es perfecto, la damisela desastrosamente débil y su historia irrealizable.
Prefiero dejarlo como una tragedia de amor. Dejarte a ti, mi hombre perfecto y dejarme a mí, inocente y vulnerable perdernos en las hojas de un libro con un final malogrado.
Prefiero no frustrarte/nos con un irrealizable desenlace.
Prefiero envejecer al lado de cualquier otro a seguir en un barco sin timón (contigo). No te prefiero a ti porque pienso en el bien de ambos cuando digo que mi opción es: la novela desamparada aguardando un suspiro del otro detrás de una puerta inexistente.
Prefiero ver desde afuera el desastre final:
Enviándonos cartas ardientes a través de algún fiel emisario, que estamos seguros nunca leerían, diciéndonos en esas angustiosas e infinitas letras cuánto ansiamos (a través de empalagosos eufemismos) hacer el amor, pero no nos atrevemos a decirlo así nada más: buscamos hasta en lo más recóndito de nuestro lenguaje para que no suene vulgar al leerlo.
Prefiero que soñemos con el día que nunca llegará en que podamos al fin, contra todas las barreras existentes en el mundo, estar juntos; pero prefiero, no seguir intentándolo.
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