martes, 7 de septiembre de 2010

Los años más maravillosos

Ahora, guardo las flores de papel de frugelé en el cajón de las cosas perdidas, no quiero exibirlos más para tener los recuerdos intactos y sin rastros de tierra o de tiempo. No me gusta mucho pensar en que pueden venir otras personas que no conozcan el dulce significado de las flores y te pregunten que qué son y tú les regales la que llevas en la oreja.

Todavía hay un portarretrato de colores con abejas que está justo encima de mi cabeza cuando duermo, en él hay una foto tuya y de tus amigos de tu viaje a Coltauco.

También, está tu bufanda café claro colgada con mis pañuelos, no sé qué hace ahí, pero ahí está y no quiero tocarla ni olerla, porque seguramente, tiene olor a ti, y no es que no quiera olerte, es que esas cosas suelen darme pena, y ahora quiero estar tranquila y sin trabas.

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