viernes, 20 de febrero de 2009

El rosado ya no me viene

Puedo hacer un mapa del tesoro con mis recuerdos. Un mapa como estos que usaban los piratas para nunca olvidar dónde enterraban el tesoro. Puede que me duela porque cuando uno evoca se quiebran algunas vidrios internos. Los últimos veranos en Argentina, la gata Luna, las muñecas, y la gente que me ha hecho sufrir, mi chasquilla oscura tapando mi frente. Mi todo lo que tuve una vez y me fui, ingrata, dejándolo atrás (o al lado). Los payasos de los cumpleaños infantiles con caras de niños tristes comiendo un pedazo de torta servido en una servilleta. Y el dolor, juego con el dolor en cada uno de mis pensamientos, constantemente juego con el dolor que me trae mi niñez, y juego con lo bella que fue la niñez cortada por la mitad en Argentina y en Chile, la niñez que se partió en dos al subir al bus. Que se partió para empezar a dejar algo que era, para poder pasar a la juventud. Porque había algo que hacer antes de crecer y eso era cambiar de mundo.

Me siento en el suelo, me armo la casita, el living, el comedor, los dormitorios y quiero jugar y visto a la barbie para ir a una fiesta donde estará Ken y sus amigas esperándola, porque si ella falta la fiesta funa, se arruina, es fome carretear sin ella. Entonces, la barbie está hermosa y rubia con su vestido de brillantes, pero yo ya no juego, porque ya no me salen los juegos de verdad, ya no puedo, lo intento pero ya no me sale jugar a las barbies. Aunque sus amigas se cansarán de esperarla, la barbie no llegará nunca a la fiesta. La barbie ya está grande, ya tiene pololo, ya va a entrar a la universidad, ya no tiene tiempo para tonteras de niña chica.

1 comentario:

Cristóbal Gómez dijo...

me encanta que escribas tan biem

:-)

mi washita linda del toboso

te amo

y quiero mucho

:-p

saluitos

ki tes muy biem

muaks