viernes, 5 de noviembre de 2010

El error


El error que le costó la vida. De un lado para otro corrían desesperados sus padres con su hermano en brazos. Mamá, mamá, yo no quise que el Ivancito se me cayera, perdón, ¡mamá, mamá! Al hospital. Tomaron el primer taxi y fueron a la posta. Estuvieron horas en la sala de espera, Martinita, no dejaba de mirarse y de mover de forma circular sus zapatitos de princesa mientras éstos colgaban de la silla. Su padre caminaba por la habitación y le temblaban las manos. Su madre, adentro, con los doctores y con el niño.

El médico le dio la noticia a la familia, mientras la madre se retorcía de angustia en el baño del hospital. Ivan no resistió. El golpe en la cabeza provocó un derrame.

La familia se abrazó en una angustia envolvente con sabor a error. Martinita, no tienes la culpa, no la tienes, no la tienes. Repetían una y otras vez sus padres, en un vaivén del cuerpo, hacia adelante y hacia atrás. En un vaivén de desgracia, de angustia, de desesperación, de dolor, de no saber a quién culpar, de no saber qué hacer ahora, de no saber si mañana sale el sol, de no saber si la vida sigue.

Para Martina la infancia se acabó aquí.

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