lunes, 24 de noviembre de 2008

Nos creímos Superhéroes



Tanto que cruzábamos los puentes del Mapocho sin mirar; nos compramos carritos de sopaipillas enteros; subimos a la cumbre de cada uno de los cerros de Santiago y nos regalamos estrellas en medio de una noche hermosa, donde éramos los únicos capaces de sentir esto. Nos quedamos cortos de algo en el camino, porque jurábamos ante Dios que nuestro amor era capaz de salvar al mundo. Y ni siquiera podíamos mirarnos a los ojos de la vergüenza que nos daba sentir cómo todo se iba al carajo.

Desde donde se concentra mejor el smog de la ciudad, el resto nos veía a nosotros: botando los papeles en los basureros, pidiendo disculpas al chocar con alguien en el Paseo Ahumada, dándole el asiento a la señora gorda de la micro. Éramos tan tristemente inocentes, que pensábamos que con esos detallitos íbamos a ser felices e iríamos al Cielo juntos (después de casarnos, tener hijos y envejecer, claro).

Al final de la calle nos encontrábamos siempre con el mugroso semáforo en rojo, obligándonos a bajar los brazos y esperar un nosequé de un nosedónde que nos dejara seguir jugando un ratito más al Amor Verdadero con olor a fritura. Recién ahí podíamos seguir: escribiendo “Te Amo” en miles de hojas de colores, regalándonos la vida, inventándonos apodos y otra vez, creyéndonos superhéroes de nosotros mismos, del prójimo, de la relación, de las ballenas, de las flores, de los viejitos borrachos de los parques.

Antes, a mí me daba harta pena esto y lloraba, pero ya no, porque alguien me enseñó que no hay que llorar por cosas tontas.

2 comentarios:

garabatero dijo...

"nos compramos carritos enteros de sopaipillas"

buenísimo jul

siempre tu tan sorprendente


abrazos

Cristóbal Gómez dijo...

cierto

hay que guardar lágrimas
pal' más allá

...

escolar
bien escolar
loco jugueton

no engrupio
nunca engrupio

tal vez solo engrupio
con volver a ser niños

pero juego
"juego logkgo"

es bonito volver a hacer esas cosas
y no ponerse a llorar
porque no pudimos hacerlo más

porque estabamos demasiado "viejos" para eso
da lo mismo

la vida es una
el camino es uno hacía la muerte:
el tiempo

te quiero
te beso
te lamo
la cara
soy tu siervo
servidor
servicio de la mesa
para que comas
al mundo
en
un dos
por
tres